Formar a los hijos es como cultivar una enredadera.
Es fundamental asegurar la vida, alimentar, regar, abonar, pero esto solo garantiza la supervivencia, sin embargo el arte en ambos casos es formar un entramado suficientemente firme.
En el caso de la planta, esta por si sola o con apenas una mínima inducción, se afianzará a estas guías y lenta pero tenazmente irá levantándose, entretejiéndose con la estructura y conformando hermosas e impredecibles redes que en su momento producirán las mas bellas flores como recompensa no esperada para el jardinero.
Esta estructura firme representa los valores humanos, entonces no es posible que coloques en el piso las piezas y la enredadera la forme, tienes que armarla y entonces ella sentirá su firmeza y solidez y la seguirá.
No pretendas inculcar valores que no practicas, si actúas conforme a lo que esperas de tus hijos, ellos sin necesidad de regaños o castigos, se afianzarán a tu ejemplo y buscarán su propio camino siempre hacia arriba.
